LOS IRROMPIBLES
Hay veces que ciertos artículos domésticos se fabrican con una cualidad o al menos así es el speach para su venta. Son irrompibles. Ahora, la duda existencial de una madre, quien suscribe las peripecias de esta nota, es si la paciencia del resto de la familia de su hijo menor es tan irrompible como la mercadería para usos domésticamente familiares.
Por ende, advertencia estrictamente necesaria, no se recomienda su lectura a almas sensibles que no saben reconocer pobres angelitos.
Se inicia la sesión.
Se me otorga la palabra a mí, la hermana mayor que jura por los siete tomos de crónicas vampíricas decir toda la verdad, nada mas que la verdad; si no fuese así, que mi mamá, mi hermano menor, y el gato (todos componentes del grupo familiar), más las amigas de mi madre que contribuyen cada tanto con la donación de vasos para la casa, así me lo demanden .Yo, la hermana mayor, del acusado hermano menor, vengo a decirles que: hay cosas que no son justas, que el pequeño (dedo índice acusador señalando al hermano menor) no tiene derecho a probar la resistencia de los materiales rompiendo los vasos de la casa, además de la paciencia de todo los miembros de la casa incluyendo al gato.
Acotación pertinente de la presidenta de este honorable tribunal: se llega a instancias en nombre de la convivencia y por el bien de la última docena de vasos que compró la amiga de mi madre, después de la actual amiga de mi madre que renunció a ese tipo de donaciones hogareñas para nosotros, cansada de brindar con tazas de plástico. Con el único afán de vencer al hasta ahora, invicto rompedor de vasos que cuenta en su ránking con más de dos docenas de destrozados vidrios. No hubo vaso chopero, wiskero, de coktail, o de licor, en la vida que resistiera a la perseverancia del más chico de la casa en su afanoso deseo de desentrañar la transparencia vidriosa; a igual récord llegaron los platos hondos y los playos y las tazas… Es decir, toda la vajilla del hogar, en algunas ocasiones: dulce hogar.
En mi carácter de hermana mayor, elevo al juzgado sin animosidad alguna contra mi hermano, el acusado, la lista de roturas totales para preservar la última donación de la amiga de mi madre a saber: VASOS-PLATOS-ENSALADERA. Está última de plástico, pero que igualmente corre los riesgos de actuar como casco protector sobre el cuero cabelludo de mi hermano en sus imaginarias y bestiales luchas intergalácticas. A continuación la ira de mamá no repara en democracias o culpables… Y para evitar esa instancia y desenlace fatídico en el que no queda otra que atrincherarse hasta terminar de gritar: sálvese quien pueda se procede a investigar posibles atenuencias.
Pero ante la premura de los trabajos de la honorable presidenta de este tribunal, alias mi madre y la madre del acusado. Concluyo pero antes Mamá mira a mi hermano, me mira con sus grandes y desorbitados ojos inyectados en sangre y exclama desesperada: Socorooooooooooooooooooooooo!!!!!!… Tengo vajilla nueva en casa. ¿Y ahora, quien podrá ayudarme? Se disuelve está sesión conmovidos por la sensibilidad de mamá y nos comprometemos a defender todo objeto vidriero con honor. Sabiendo que la lucha será cruel y mucha.
AUTOR: Mónica Beatriz Gervasoni
Morochaurbana_67@hotmail.com
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