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Cuanto más grandotes ¿mejor?


La elección de candidatos físicamente corpulentos en unas elecciones puede ser un comportamiento desarrollado para asegurar la supervivencia, según concluye un estudio de la Universidad Tecnológica de Texas (TTU) que publica la revista Social Science Quarterly.
Los datos históricos constatan esta teoría del predominio de dirigentes "grandes". Y aun hoy en día, cuando esta distinción podría no tener sentido, se sigue reflejando. "Algunos instintos adquiridos en el proceso evolutivo siguen manifestándose en la vida moderna, aunque sean irracionales”, explica Gregg R. Murray, coautor del estudio. "Como el miedo a las serpientes, derivado de cuando este animal era una amenaza habitual, o el gusto por comidas grasientas y poco saludables, proveniente de cuando la ingesta de calorías era incierta. En la política también existen estos resquicios".




Según se hace eco la agencia SINC, los autores analizaron en dos estudios las actitudes individuales con respecto a la asociación entre estatura física y liderazgo político. En concreto, realizaron una serie de preguntas a 467 estudiantes de universidades, tanto públicas como privadas, de EE UU. Les pidieron que dibujaran la imagen que ellos tenían de un ‘ciudadano corriente’ y de un ‘líder nacional ideal’. El 64% retrató al dirigente con una mayor estatura. En la segunda parte examinaron la valoración que los jóvenes tenían de sus propios atributos como líderes, mediante un cuestionario. Los resultados mostraron una asociación entre la altura y la percepción de la propia capacidad de liderazgo, que deriva en un mayor interés en desarrollar una carrera política. En otras palabras, las personas prefieren líderes más grandes, y los hombres con mayor altura son los que más se ven a sí mismos como dirigentes.

Combinando los resultados obtenidos experimentalmente con la literatura consultada, los autores aportan una base teórica para este fenómeno. "Los factores culturales o ambientales no bastan para explicar el origen de la preferencia por líderes más altos, observable en sociedades de lo más variadas, desde los antiguos mayas a los griegos preclásicos y las civilizaciones modernas”, argumenta David Schmitz, también responsable de la investigación de la TTU. “Refleja una característica evolutiva, independiente de todas las condiciones culturales”, concluyen.
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