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Manías femeninas

Este menjunje de palabras es para explicar que hay cosas que son de exclusivo, aunque, a veces no del todo excluyente, dominio femenino. Algunas se constituyen en karmas, otras son inherentes a la condición de la mujer, algunas nos causan provecho y otras un poco de risa.
A saber: calendario bajo el brazo, las mujeres sabemos que al principio de mes tenemos una misión inclaudicable, la de sacar varios turnos para el chequeo ginecológico, para combatir la celulitis (porque con el gimnasio no nos es suficiente), para ir a la peluquería y a la depiladora, por citar algunos. 
Autor: Mónica Gervasoni  (Morochaurbana)
Publicado en http://www.conceptodemujer.com.ar

 Entre las dudas existenciales femeninas, el método de depilación ocupa uno de los primeros puestos, ¿qué nos conviene, la cera o la maquinita de afeitar? Rasurarnos es una opción que usamos cuando no contamos con tiempo, y si no nos quedaron más maquinitas, el último recurso es “tomarle prestado” la suya a nuestra pareja, sin que se entere, por supuesto.
También son parte nuestro las cremas anti-age, que nos dejan más ojerosas que de costumbre, además de no traer los resultados esperados. Por eso despotricamos contra la perfumería que nos estafó y contra la publicidad, porque a medida que pasa el tiempo afloran las arrugas en mayor cantidad pareciendo más viejas que antes y encima con menos plata, por haberla gastado en este tipo de productos que seguimos usando a diario…por las dudas. 
 La visita de Andrés siempre va a estar justo cuando empezamos las vacaciones o hemos decidido ir a una pileta. 
 Suele suceder que estrenemos todos los días ropa interior por si nos llama “él” y cuando nos resignamos, a que nunca lo hará, nos invita a salir justo ese día en que no teníamos un atuendo adecuado y que ya no nos alcanzaba el tiempo para volver a nuestras casas a cambiarnos. 
 Infaltables los llamados amorosos de nuestras madres que no resisten nuestra emancipación, aunque hace rato seamos mujeres mayores de edad, nos recriminan: “claro, a vos no te importa si me muero” y “si no llamo yo no ni sé cómo estás”. Cómo decirles, que todavía en terapia, no pudimos superar su herencia de ser bipolares. 
 Es inherentemente femenino, ser multifuncional acérrima: mamá, esposa, compañera, hija, amiga, hermana, sobrina, tía, etc. Y sufrir y gozar las distintas polifonías de la maternidad: liberal, conservadora, cibernética, anti-cibernética, tortuga manuelita o la mujer biónica, pero mamá al fin. 
 Frente al placard, de par en par abiertas sus puertas, no podemos evitar hacernos la típica pregunta de rigor: ¿qué me pongo? Y al no encontrar nada entre la gran cantidad de ropa, debemos salir de urgencia a comprarnos algo. 
 Por otro lado, nuestro gran problema son los zapatos de tacos que nos dejan ampollas, nos apretan, nos hacen doler los pies, y demás.
 Pero a pesar de todo, insistimos, y la pucha cuánto: en cómo nos gusta ser mujer!!!

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