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El otoño y el cuidado de la piel

Básicos!

1.- Una buena limpieza de la piel para eliminar bacterias y otros microorganismos, contaminantes ambientales, restos de cosméticos, etc. Se emplearán jabones o leches limpiadoras dependiendo del tipo de piel. La limpieza será correcta, pero no excesiva, para no dañar la barrera natural o manto ácido. Se debe aclarar muy bien. Si se emplean jabones, los más adecuados son los sintéticos (syndet).

2.- La utilización de tónicos después de la limpieza depende del tipo de piel, algunas pieles muy sensibles o que enrojecen con facilidad no los toleran bien y es mejor no aplicarlos. De cualquier forma es aconsejable que los tónicos sean los adecuados y no conviene en ningún caso dejarlos evaporar sobre la piel.

3.- Una buena hidratación, es fundamental para que la descamación normal de la piel se produzca y se renueve la capa córnea. En esta capa las células llamadas corneocitos conservan la humedad gracias a unos compuestos que la retienen que son los factores hidratantes naturales (natural moisturizing factors o NMF). Una buena crema hidratante no solo “añade” agua a la piel, si está correctamente formulada contiene ingredientes oclusivos, humectantes y emolientes.

El componente oclusivo retrasa la evaporación y la pérdida de agua al formar una película hidrofóbica en la superficie de la piel y en el intersticio de los corneocitos superficiales. Entre los agentes oclusivos tenemos vaselina, aceite mineral, parafina, derivados de la silicona, alcoholes y ácidos grasos, ceras y fosfolípidos.

El componente humectante atrae el agua de la dermis y la desplaza a la capa más externa de la epidermis, salvo en caso que la humedad ambiente supere el 70%, entonces el humectante puede captar agua. Como humectantes figuran glicerina, lactato sódico y amónico, urea, propilenglicol, acido hialurónico y pantenol.

Los emolientes condicionan la eficacia clínica y la buena apariencia cosmética, proporcionando una textura suave a la piel. Son emolientes el alcohol cetilo y alcohol estearilo, octilo estearato y miristato de isopropilo entre otros.

4.- La eliminación de manchas, rojeces y arrugas que han aumentado por exposición solar o rayos UVA o ambos. El empleo de cremas, que contengan hidroquinona o bien despigmentantes naturales como el ácido kójico o glicólico, glabridina, gayuba, arbutina, mora, soja y vitamina C, es prioritario.

Aquí podemos hacer una gran labor con el empleo de peelings superficiales, medios o incluso profundos. De la misma manera que podemos emplear la toxina botulínica en arrugas.

Por supuesto no se puede olvidar la fotoprotección adecuada durante todo el año (UVA y UVB).

5.- Antioxidantes. La exposición solar, la contaminación, el estrés pueden superar la capacidad antioxidante de la piel y debemos aconsejar a nuestros pacientes los suplementos nutricionales más idóneos para paliar esta alarmante situación, máxime cuando algunos de los antioxidantes no son sintetizados por nosotros como la vitaminas C y E o la genisteína. Es correcto tanto la incorporación de antioxidantes a las cremas cosméticas como el ácido alfa lipoico, ubiquinona e idebenona, como la toma en forma de preparados que contengan vitaminas C y E, betacaroteno, selenio, cinc y otros.

En el mundo que vivimos hace ya mucho tiempo que una alimentación “natural” no satisface las necesidades reales que tenemos, ni por la calidad de alimentos ni por el ritmo de vida que nos hemos impuesto. Por ello la consulta con los profesionales es imprescindible. Nosotros podemos diseñar a medida el tratamiento que cada persona requiere, hoy es factible conocer mediante análisis el grado de estrés oxidativo en nuestro organismo, así como determinar el envejecimiento cutáneo para aconsejar tipos de cremas, peelings u otros procedimientos destinados a mejorar sensiblemente su piel.


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