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¡Límites! Límites... Lím

Adolescentes:
Quisiera saber cómo hace una madre para llevar la vida más fácil con adolescentes imposibles de tratar y de hablar sin pelear y gritar. Por más que me esfuerzo siempre terminamos peleando.¿Hay que darles la razón siempre, o ponerlos en su lugar de vez en cuando?.
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En la relación padres-hijos, como en cualquier otro vinculo, hay que diferenciar:

  • Las particularidades de una relación específica, que tiene que ver con las historia y características personales de cada uno de los miembros de una familia, y de la familia en sí.
  • Las "generales de la ley" de los vínculos, en este caso con los hijos adolescentes. Estas "generales de la ley" nunca vienen solas, sino que determinan, y están determinadas, por las particularidades de cada persona y de cada familia.

Hechas estas salvedades, lo que usted comenta parece sobre todo un tema de limites. En este sentido, hay que puntualizar:

1- Los limites a los hijos no son tarea de uno de los padres, sino de ambos. Cuando papá y mama están presentes, los limites tienen que ser tarea de ambos, y deben ser puestos en forma consensuada entre ambos: no hay nada peor que "papá/mamá dijo que no, pero yo te dejo” o “voy a tratar de convencerlo/a”.

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2- Los padres son los padres, y los hijos son los hijos. NO son iguales, ni sus posiciones son simétricas. Los padres deben poner límites, y esto para sus hijos es imprescindible.

3- Los límites no se discuten, ni son motivo de debate. No es no. En OTRO momento podrán charlar de los porqués de los limites y las decisiones que tomen, pero no cuando están entrando en una discusión para obtener lo que quieren.

4- Obviamente, los límites no deben ser arbitrarios. Uno tiene también que poder reflexionar, en frío (no en caliente o en el medio de una discusión), los motivos por los que deja o no deja hacer algo a los hijos.

Muchas veces lo hacemos por motivos que tienen que ver mucho más con nosotros que con ellos, y es en este punto donde las cosas se complican (si no podemos separar las cosas).

5- Si uno tiene que llegar a los gritos para poner un límite, ya fracasó. Es difícil cambiar las cosas de un día para el otro, pero hay que seguir intentándolo. Cuando uno dice NO, ahí se termino la discusión y no hay nada más que decir (ellos pueden seguir tratando de discutir o de gritar, pero no usted).

6- La trasgresión de los limites tiene que tener consecuencias, y uno tiene que mantenerlas. "Una semana sin salir" tiene que ser "una semana sin salir". Obviamente, no se puede imponer cualquier castigo, y tiene que haber relación entre el mismo y la transgresión que la origino.

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7- Recuerde que ser adolescente es, en el fondo, estar en el proceso de separación de los padres y de entrada en una vida adulta e independiente. A uno, como padre, puede darle miedo, o dolor, o angustia, este proceso, pero tiene que permitirlo. A eso, no se le puede poner un límite. Muy por el contrario, los límites son (y tienen que ser) una parte imprescindible de este proceso.

Autor: Daniel Gueller (Revista En


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