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A pesar de sus riesgos, nadie controla las camas solares


Su uso está prohibido en menores de 21 años en Provincia. La OMS alertó que la posibilidad de contraer melanomas crece un 75% cuando la exposición a la radiación se produce antes de los 30 años. En Buenos Aires rige una norma pero no se cumple.

BRONCEADO ARTIFICIAL. PARA ALGUNOS EXPERTOS, LAS CAMAS SOLARES DEBERIAN LLAMARSE CAMILLAS DE RADIACION.
Hace casi tres meses, la Organización Mundial de la Salud confirmó lo que hasta ese entonces era sólo una probabilidad: el riesgo de padecer melanoma cutáneo (cáncer de piel) aumenta un 75% cuando se usan aparatos de bronceado artificial antes de los 30 años. Algunos especialistas locales creen que habría que prohibir las camas solares; otros que sólo la educación puede prevenir el cáncer de piel. Ante la advertencia, el ministerio de Salud bonaerense dictó una resolución para limitar su impacto en la salud, pero una recorrida de Clarín por una decena de solariums comprobó que nadie la cumple.

Según la OMS, cada año ocurren en el mundo unos 132.000 casos de melanoma maligno (el tipo más mortal de cáncer de piel) y más de 2 millones de casos de otros tipos de cáncer de piel, la mayoría por exposición a rayos UV.

A nivel nacional, la advertencia de la OMS no provocó ningún impacto. Existe una resolución de 1999 (que abarca a la Ciudad) pero que no habla ni de límites de edad. Guillermo Williams, director de Regulaciones del ministerio de Salud de la Nación, dijo a Clarín: "Aún no hay evidencia científica concluyente. Vamos a evaluar si necesita modificaciones". El ministerio de Salud provincial acaba de publicar una resolución que establece, en teoría, nuevas reglas de juego. Desde septiembre, sólo pueden tomar cama solar los mayores de 21 años; cada local debe contar con un médico que supervise y autorice las aplicaciones; los clientes deben firmar un consentimiento informado y deben colocar carteles que alerten sobre los riesgos.

Clarín recorrió diez solariums de Provincia y confirmó que nada de esto se cumple. En un solarium en la calle Ituzaingó, en Lanús, fueron las recepcionistas quienes aconsejaron: "Si querés, ponete un poco de protector, pero factor 10, no más, así tomás más color". Según Daniel Feinsilber, jefe de oncología y cirugía dermatológica del servicio de dermatología del Hospital Ramos Mejía, "un factor menor a 20 no sirve para nada. Además, es grave que no haya un médico que releve los antecedentes de cáncer y la calidad de los lunares. Si la persona tiene un lunar peligroso puede activarse y hacerse maligno. Las camas solares tendrían que estar prohibidas", dice. En ese local, los clientes firman un papel: una suerte de consentimiento informado que jamás menciona la palabra "cáncer".

Fernando Stengel, miembro de la Fundación del Cáncer de Piel Argentina y jefe de Dermatología del CEMIC, sostiene que no debe haber médicos: "¿Por qué seguir llamándolas camas solares cuando son camillas de radiación? La presencia de un dermatólogo en un centro solar crea una situación incompatible: el cliente va a broncearse y el médico tiene que decirle que no lo haga. Poner un médico es legitimar equipos que fueron declarados carcinogénicos".

En un solarium en la calle España, en Lomas de Zamora, la sesión incluye acelerador de bronceado. "Es una barbaridad. Estas sustancias fotosensibles aumentan la absorción de la radiación y predisponen más a un melanoma y a un carcinoma", explica Feinsilber.

En otro solarium, en Av. Crovara, en Tablada, contestaron: "¿Tiene 18 años? No necesita autorización". En ninguno de los locales visitados existen carteles que adviertan sobre los riesgos. El director de Fiscalización provincial, Eduardo Bardín, dijo a Clarín que los municipios son responsables del control de los centros y que en los próximos 15 días deberán verificar el cumplimiento de la resolución. El ministerio tiene registrado sólo 13 centros con camas solares en todo el territorio y dicen que aún no hay un sistema centralizado para establecer el número exacto de camas solares que funcionan.

"Como no se pueden prohibir, la solución es la educación", insiste Stengel. Es que la decisión de ir es voluntaria y hay mujeres que van hasta 5 veces por semana. Eduardo Rodríguez, jefe de la Unidad docente de dermatología del Hospital Fernández, concluye: "Muchos conocen perfectamente los riesgos. Es como con los fumadores: saben lo que el cigarrillo puede ocasionarles pero deciden fumar igual porque creen que a ellos no les va a pasar".
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Comentarios

SANDRA... ha dicho que…
Extraordinaria información, mucha gente cree que son inofensivas, y es todo lo contrario. Felicitaciones por tu post!!!
Feliz semana.
Besitossssssssssssssssssssssssssss.
Silvia Giordano ha dicho que…
Gracias Sandra!
¡Besos!

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